EXPERIENCIAS

Me encuentro en una oficina pública, de Montevideo, desde hace ya unos quince o veinte minutos. Aquí hay mayoritariamente hombres, todos con un aspecto muy machista. A mi izquierda, el guardia, que no para de whatsappear y que no duda en darle charla a cualquier persona (al parecer funcionarios del lugar) que pasa. A mi derecha, la secretaría  general, con una ventanita muy pequeña, la que  todo el que ingresa golpea y entrega algún que otro montón de papeles. Arriba, una escalera, que mujeres bien vestidas, hombres de igual forma y funcionarios policiales, no paran de subir y bajar constantemente. Enfrente a mi, algo que parece ser una oficina donde entran muchachas, vestidas un poco más sport, pero al parecer su labor no les agrada, o el horario es un poco extenso, porque sus caritas al ingresar no se ven nada felices. Le dedico esto al lugar, porque nunca vi oficina  pública más atípica. Estos  lugares, son siempre caracterizados por ruidos,  contestaciones desagradables, gente que corre de un lado al otro, bullicio y mucho. Pues no, soy la única en sala de espera (motivo por el cual no entiendo porque no me han atendido) y todo es muy distinto, tan distinto que el guardia acaba de poner Adele, suena el tan reconocido Hello de la artista y la cosa sigue igual de tranquila. Lo que si ronda y repugna, y que como mujer no feminista pero si negada al machismo, es eso, un enorme machismo y acoso a todas las funcionarias que lucen sus piernas (en todo su derecho están de hacerlo) con sus  polleras cortas y coloridas, vestimentas acordes a la temperatura mayor a treinta grados que acompaña este jueves. Primer vez en un lugar así, y les digo señores, que si todas las oficinas son así, con esta paz y con esta tan placentera (aunque larga) espera, bienvenidas sean. Igual gente, Uruguay, URUGUAY. Demora es igual a lugares públicos, oficinas y tramites, por esto le dedico este post, a la tan seguramente recordada, única y machista oficina pública.